El
Manual de Convivencia Escolar de la I.E. Pbro. Luis Rodolfo Gómez Ramírez, es
puesto a consideración y vivencia de la comunidad educativa desde la
perspectiva de una norma jurídica que como tal, es de obligatorio cumplimiento.
Está diseñado desde los diferentes escenarios de la convivencia, (la
construcción de identidad, la construcción colectiva de normas, la
participación, la perspectiva de derechos, la comunicación, el conflicto
escolar y las formas de tratamiento del conflicto escolar), que son
precisamente los contextos en los que la institución se mueve y desde los
cuales se compromete a su uso para propiciar la gestión del conflicto escolar.
El
Manual de Convivencia Escolar, está lleno de contenidos explícitos,
contextuales y vivos que permitirán develar el sentido e intencionalidad
formativa propia de la educación, excluyendo, en lo posible, aquellas
estructuras inertes que dificulten su aplicación y obliguen a los docentes y
directivos docentes a mantener una actitud vigilante orientada a hacer uso
excesivo de la sanción. La estructura que se le da al escrito, está de acuerdo
con la filosofía de la institución educativa, las estrategias que se usarán
para ponerlo en marcha, los principios que rigen la convivencia escolar y las estrategias
pedagógicas brindadas a los beneficiarios.
Previo
a esta instalación jurídico pedagógica, está la política de convivencia, que ha
sido construida desde las diferentes mesas de trabajo que finalmente
confluyeron con ideas, propuestas y decisiones ante el Consejo Directivo
institucional para ser consignada en el P.E.I. Ella traza las líneas de lo que
es la convivencia en la institución educativa, permite generar las pautas
establecidas en este manual de convivencia y que se reflejan en las estrategias
pedagógicas, en los programas y proyectos propios de la vida institucional. Se
deduce entonces que además de la naturaleza jurídica, el manual de convivencia
cuenta con un carácter pedagógico que debe impactar las decisiones y que debe ser
atendido cuando se requiera su aplicación.
Normativa
y pedagógicamente, las instituciones educativas debemos dar prelación a las formas
que se conviertan en oportunidad para que el maestro recupere la autoridad en
el aula, aquellas en que la institución se empodere de su papel formativo para
la ciudadanía y las que permitan a los estudiantes en conflicto, negociar sus
diferencias de forma directa o asistida, haciéndole posible desde su proceso
formativo, asumir responsablemente la decisión de reparar el daño causado a la
convivencia, dando sentido a la palabra y al fortalecimiento la autonomía. Los
diferentes estamentos de la comunidad educativa participaron en el rediseño del
manual de convivencia, lo cual se constituye en un acto de legitimidad, que
denota la firme decisión de aportarle desde los colectivos, ideas para que “vivir juntos sea una
experiencia que represente apertura mental, respeto por el otro y
reconocimiento de las diferencias”.[1]
En
este orden de ideas so convocaron los siguientes ejercicios participativos……..completar.
Ha
sido pensado para el largo plazo, siendo posible desde la institucionalidad,
definir la política de convivencia contenida en el PEI que nos permitirá derivar
los contenidos de la convivencia escolar que a su vez facilita el desarrollo de
los procesos de socialización y la interiorización de la importancia de la
norma para regular la convivencia.
Estamos
convencidos, como lo afirman los profesores Puerta y Builes, que “las
transformaciones en materia de convivencia tienen que pasar por el compromiso
de cada integrante de la comunidad educativa de aportar para que en el día a
día, las pequeñas cosas lleguen a tener un gran significado en términos de
humanización de la escuela”[2]
y que la norma se conserve y se viva desde su función reguladora y para el restablecimiento
de la convivencia, haciendo posible generar ambientes propicios para el
aprendizaje y reduciendo las probabilidades de transgresión normativa.